LUZ…
Ese lado oscuro suele ser causa de rupturas, de desavenencias, de conflictos internos y externos y sobretodo, suele ser causa de separación cuando ya no se sabe que hacer o como hacer con él.
Y es que casi siempre, somos más proclives a ponderar las fallas, lo negativo, lo que hace daño, por encima de lo bueno, lo positivo, la luz que tenemos también y que nos permite enamorarnos o simplemente simpatizar con otras personas.
Es un doble trabajo: aceptar a las personas con esas sombras que de repente se convierten en parte fundamental del ser humano y aceptarnos a nosotros mismos cuando ese lado oscuro amenaza o pone a prueba nuestra entereza y amaga con mostrar lo peor de nuestra personalidad.
Tratar a los demás y a nosotros mismos con compasión y respeto sería la clave para tomar las mejores decisiones cuando de alimentar, iniciar o sanar las relaciones se trata. Quizás a algunos les suene cursi o pasado de moda, pero me parece que es la única manera de cambiar nuestra vida e influir para hacer cambios en la vida de quienes están a nuestro lado.
No deberíamos hacer de ese lado oscuro una forma de vida atemporal o infinita. A final de cuentas, no se resuelve nada y sólo nos mantiene estancados a un pasado, del cual, no podremos cambiar un ápice así estuviéramos dispuestos a dar un día de nuestra vida por ello.