Recuerdo un caso que causó fuertes discusiones en el futbol mexicano, cuando un jugador panameño si mal no recuerdo, acusó al entonces árbitro Arturo Brizio de haberlo llamado “negro” en tono despectivo. Debe haber sido por los primeros años 90’s o a finales de los 80’s. El árbitro de marras negó las acusaciones y recuerdo que dijo que, en caso de que lo castigaran, dejaría de ejercer la actividad como juez de futbol. A final de cuentas no pasó nada más.
Creo que las características físicas por las que más se generan los apodos son por el color de piel, el peso o sobrepeso, la estatura y la cantidad de cabello, aunque hay otras características físicas que también los generan aunque quizás en menor medida como el tamaño de las orejas o el color de los ojos.
Vuelve a presentarse una acusación en el futbol mexicano de la existencia de racismo. Un entrenador señala que aficionados del equipo Toluca hicieron sonidos emulando a un primate cuando uno de los jugadores del equipo América tocaba la pelota. No se ha comprobado o no existe un reporte por parte del árbitro del cotejo o del comisario de la Federación Mexicana de Futbol al respecto pero me parece que no deberían esperar a que existan dichas pruebas o reportes: el incidente debe ser investigado de oficio.
Los peores crímenes o muchos de los peores crímenes en la historia de la humanidad han sucedido por cuestiones de raza, por lo que no se trata de un incidente menor. Países como España, Alemania, Inglaterra o Italia han implementado castigos muy severos contra los equipos cuyos aficionados han insultado con alusiones racistas a diversos jugadores y sin duda, México no debe ser la excepción.
Me pregunto si las autoridades se atreverán a investigar, a solicitar a la televisora las grabaciones del sonido ambiental y si en caso de que se compruebe la acusación se atreverán a tomar una determinación que implique un castigo ejemplar.
La experiencia nos dice que no pasará nada, que aun en casos en que ha habido muertos o heridos no se han tomado medidas que vayan más allá de una suspensión del estadio involucrado por un partido o alguna otra medida ridícula.
De hecho, el único que ha tomado una determinación más o menos severa, es el propietario de las Chivas al prohibir el ingreso de una de las porras o barras que dizque apoyan al equipo por situaciones de violencia dentro y fuera del estadio, pero esa medida ni por asomo permeó a otros equipos.
Pero siempre hay una primera vez y ojalá sea ésta. La sombra del racismo invade varios países europeos (otra vez) y huelga decir lo que padecen nuestros paisanos en los Estados Unidos por dicha causa. Ojalá que en nuestro país cerremos la puerta a ese cáncer que ha costado tantos millones de muertos en la historia y que como todos los canceres, busca apenas una pequeña rendija para colarse y causar daño. Ojalá el futbol sea la primera rendija que se cierra y sirva como ejemplo no para cerrar sino para no permitir la apertura de otras grietas por las cuales pueda colarse este terrible mal.