Aún estoy sorprendido por lo rápido que el año ha transcurrido. Me parece increíble que estemos ya en la víspera de la Navidad y volteo a ver el calendario como esperando que sea solo una confusión de tiempo y espacio pero no…es 24 de diciembre ya.
Hoy, después de muchos años, (no recuerdo cuantos ni hace falta) en mi familia estaremos todos los hermanos juntos de nuevo. Por esas cosas que a veces tiene la vida, hemos pasado muchas Navidades con la alegría por supuesto que siempre implica esta fecha tan especial, pero al mismo tiempo con la nostalgia de extrañar al hermano ausente.
Sin duda es una gran bendición que podamos reunirnos de nuevo, disfrutar de una rica carnita asada, supongo (solo supongo) que de alguna bebida adecuada para la ocasión y sobretodo, el volver a estar todos reunidos, recordando los buenos y no tan buenos viejos tiempos, compartiendo nuestros planes para el 2016 y deseándonos que se vuelvan realidad esos buenos deseos.
Creo que Dios nos ha hecho un gran regalo para esta Navidad y ahora es nuestra responsabilidad disfrutarlo y hacer que se vuelva una hermosa tradición.
Como siempre, todo es cuestión de agradecer. Así que agradezco al Padre en los Cielos esta nueva Navidad que me permite disfrutar con salud y con Amor. Agradezco a mi familia por ser mi soporte siempre y en todo lugar. Agradezco a ustedes estimados lectores de esta columneja, la deferencia de que me hacen objeto cada semana al dedicarle unos minutos de su valioso tiempo a estas líneas. Agradezco a mi buen amigo Alejandro Rubio por darme la oportunidad de colaborar en las páginas de la LD y deseo, de todo corazón que en la casa de ustedes reine no solo hoy sino para siempre la paz que tanto nos hace falta.
Feliz Navidad 2015