A final de cuentas, siempre se trata de agradecer. No siempre tenemos lo que queremos o lo que esperamos pero sin duda tenemos algo y en buena parte de los casos ese “algo” es bastante.
Y no, no se trata de ser conformista ni mucho menos. Se trata de agradecer lo que tenemos antes que lamentarnos por aquello que nos falta o por aquello que deseamos y que por alguna razón cósmica no termina de llegar a nuestra vida.
Siempre existe más de una causa para voltear al cielo o al universo y dar gracias. Desde las sonrisas de nuestros seres queridos, las miradas de complicidad de nuestra pareja o de nuestro (a) mejor amigo (a), la comida favorita, la ropa que más nos gusta (en cuerpo propio o ajeno), el contar con una fuente de ingresos, los pequeños o grandes gustos que de repente nos damos y bueno, la lista sería interminable.
No quiero que termine este 2015 sin compartir con ustedes mi agradecimiento a este año que está llegando a su ocaso. Un periodo que para un servidor ha estado lleno de aprendizaje, de nuevos descubrimientos, de liberaciones emocionales, de dar la bienvenida a partes de mí que no conocía y de redescubrir otras que estaban olvidadas en el sub consciente y que al regresar al presente lograron sacar algunas de las mejores cosas de mi.
El ciclo comienza a cerrarse y sin duda he salido fortalecido. De todo corazón, gracias a este 2015 porque me hizo crecer, sacar fuerzas de la nada, comprender que somos lo que elegimos hacer con las circunstancias que nos acompañan y que cuando eliges entonces no puedes quejarte.