PRIORIDADES.
Y no se trata de una verdad de Perogrullo ni mucho menos. Es complicado de creer que nos enoje más el resultado de un juego que la pobre participación de la población en las elecciones pasadas, ¿no cree?
Será que nuestras Instituciones están tan desprestigiadas que preferimos no respetarlas, no atenderlas, no creerles, no tomarlas en cuenta, no nos importan ni una pura y dos con sal y nos las saltamos cada vez que tenemos oportunidad.
Pero también, si nosotros mismos no las legitimamos, las respetamos y las hacemos respetar pues no se quien lo hará por nosotros y más, no sé cuál será el resultado final pero sin duda no será nada agradable y además muy costoso.
Será que la formación ética nos da flojera o no se encuentra en nuestra canasta básica. Será que se nos ha vuelto más fácil participar en actos de corrupción o hacernos de la vista gorda cuando somos testigos de uno. Será que nos justificamos pensando que a final de cuentas todos lo hacen.
Me cuesta trabajo creer que sea nuestra idiosincrasia, que esa manera de hacer o no hacer las cosas sea atávica, que no seamos capaces de hacer algo por cambiar y que más bien fomentemos dichas conductas o comportamientos.
En fin, gracias por compartir parte de su tiempo leyendo estas reflexiones que me vinieron a la mente gracias, entre otros, a la bendita selección de futbol mexicana y su pintoresco ex entrenador…