De políticos y cosas peores II
La verdad, es que aún no sé por qué candidatos voy a emitir mi voto. Y es que por más que reviso, analizo, pienso y también divago, no se hace la luz en mi cerebro y por tanto, pues no tengo la más peregrina idea acerca de favor de mi sufragio.
Son muchos pienso, creo, sueño, pretendo, deseo…pero pocas o ninguna certeza. No hay plan, no hay datos, no hay cifras, no hay un sustento real que me permita pensar que tal candidato en realidad tiene alguna idea de lo que va a realizar si es que llega al puesto anhelado.
No dudo que sean buenas personas o que sus intenciones sean las mejores, pero hay que recordar que de buenas intenciones está empedrado el camino que lleva hacia el infierno. Y es que creo que de buenas intenciones ya estamos hasta la coronilla. De promesas huecas y que no resisten el mínimo análisis serio, ya estamos hasta la mádere. Y lo peor del caso, es que todavía nos presumen que no tienen la intención de insultar nuestra inteligencia.
Así pues, sigo sin saber cuáles candidatos serán los favorecidos con mi humilde elección. y no crean, de repente me asalta el impulso de votar por Cantinflas, El Santo, El Chapulín Colorado o pensando ya con una visión por completo distorsionada de la realidad, hasta por mí mismo. Bueno, eso último es una mala broma claro, no votaría por mí ni por asomo.
En fin, créame que me gustaría tener una mejor orientación al respecto, el problema es que dicha orientación no la encuentro en los discursos, escritos, entrevistas ni hojas de vida de los candidatos. Y la verdad, es que no sé si encontraré el norte sin contar con una brújula que apunte hacia lo que más deseo.