Los resultados fueron publicados este lunes en la revista científica «Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos»/»Proceedings of the National Academy of Sciences» (PNAS), aclarando también que el orden de nacimiento no influye en la personalidad de los hermanos, pero sí en los niveles de inteligencia.
Para llegar a esta conclusión, los científicos examinaron tres bases de datos clave de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido en las que se determinaban variables importantes en el estudio, como el tamaño de la familia, el origen, el estatus socioeconómico y la edad de los hermanos. Tras comparar los datos, descubrieron que los niños presentaban 1.5 puntos más de cociente intelectual conforme subían posiciones hacia el hermano primogénito.
Otra de las conclusiones del estudio tiene que ver con la percepción de uno mismo respecto a su curiosidad intelectual. «Los primogénitos eran más propensos a asegurar que cuentan con un vocabulario más rico y con menos dificultad para entender las ideas abstractas”, aclara Schmukle; es decir, los primogénitos eran los que más inteligentes se veían a sí mismos y sus puntuaciones en las pruebas de intelecto también eran mejores.