Cuando los bomberos acudieron al llamado encontraron que se trataba de una quema controlada, en un área rústica que se habrá de trabajar en la siembre de un coamil. Sin embargo las dimensiones sí se calcularon grandes, alrededor de diez hectáreas de terreno sobre las faldas del cerro.
Los bomberos explicaron que la quema se trataba de una actividad agrícola y que fue vigilada. En un periodo en que la dejaron de vigilar, de nuevo originó llamadas advirtiendo que se podía salir de control. Al final se extinguió cuando llegó al final del terreno delimitado por una lienzo de piedras y el cauce del arroyo el Cristiano.
(Carlos Efrén Rangel)